Autismo y fuegos artificiales

En Navidad, y especialmente en Año Nuevo, los fuegos artificiales y los petardos son una de las
mayores diversiones para mucha gente. Pero no todos lo pasan bien.
Una de las principales características de los niños con Autismo, es que padecen un desorden
del procesamiento sensorial, tienen los sentidos exacerbados, especialmente el oído,
percibiendo los ruidos de manera aumentada. Son hipersensibles a los sonidos y a las luces,
por lo que los espectáculos de fuegos artificiales se convierten en una auténtica tortura para
ellos.
En el caso de estos niños puede darse una agudeza auditiva exagerada, que lleva incluso a una
sensación de dolor. Dependiendo de las características de la persona, este estrés puede llevar
a autolesiones, así como a agresiones físicas a terceros, llanto, gritos, taparse los oídos con las
manos y otras reacciones impulsivas por no comprender ni tolerar lo que está sucediendo a su
alrededor.
Una forma de evitarles el malestar es anticiparse y ayudarles a comprender qué va a suceder
durante las fiestas. Hay chicos que responden bien a la contención física, se puede abrazarlos o
alzarlos. Pero no todos responden igual y, además, eso puede ser posible con niños de menor
edad, pero no con adolescentes, que pueden pegar e incluso intentar escaparse.
Argelia García
Madre de una persona con Autismo
Fundadora y Directora de Tu Mundo Es Mi Mundo
Asociación sin fines de lucro
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